Soy Viento
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Jama, Ecuador. 2016
Me preguntaron en mi clase de Introducción a la Escritura Creativa: Si pudieras cambiar tu nombre por un sustantivo por el resto de tu vida, ¿cuál sería? Sería Viento.
Viento tiene muchos significados en mi vida. Una de las cosas que más me gusta hacer es viajar. Viajar es un verbo, las aves viajan, migran de un lado para el otro. Me encantaría poder ser un ave, siempre he tenido una fascinación por verlas volar y ver cómo el viento se choca contra sus plumas. Cómo extienden sus alas y se dejan llevar por las corrientes de aire que hay de acuerdo a las temporadas.
El viento que me pega cuando saco la cara por la ventana para poder tener una mejor vista de las montañas que pasan rápidamente frente a mis ojos, como un flash. Todo esto mientras escucho alguna canción con ritmos andinos que me recuerda la suerte que tengo de ser de aquí: de Latinoamérica, de respirar un aire puro, un aire con sabor a nostalgia, pero de alegría.
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Paso desde Stgo. de Chile hacia Mendoza. 2016
El viento que hace que las personas se abriguen, el que hace bailar a las hojas, a los arboles, al pelaje de mis gatos, dejándome tomar una fotografía en movimiento, lo cual (para mí) hace mucho sentido. Me gusta el movimiento, me gusta sentir que al momento de disparar la cámara esa imagen tuvo vida, y que cuando la vea en algún tiempo, ese momento vívido va a seguir ahí, para siempre. No quiero decir que una imagen congelada no tuvo vida, todo lo contrario, esa imagen tendrá su propia historia, pero aquí estamos hablando de otra cosa.
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Amanecer en Uyuni, Bolivia. 2016
“Entre las aguas y el viento, me pierdo en la lejanía”, dice La exiliada del sur, una canción de Inti Illimani. Es cierto. Puede ser un cliché completo esto de quedarse viendo al horizonte mientras el viento nos pega y diversos pensamientos nos invaden, pero qué más da, me gustan los clichés. Me gusta sentirme ida cuando alguna cosa, -quizás absurda- me saca de la realidad, me gusta que el volver de esas reflexiones sea difícil. Y me gusta sentirme feliz de haber vuelto de una especie de trance.
Por esta, y por muchas razones más, me cambiaría el nombre a Viento: por la envidia, por el deseo, por el amor, por la nostalgia, por la felicidad, por las sensaciones, por todo.