top of page

Pensamientos al azar sin orden alguno

03.12.2018

Son las 11:15 de la noche, el internet en mi casa no sirve y me tomé un café poco antes de dormir. Me doy las vueltas en la cama para ver si el sueño me llega de a poco, pero nada. Miro al techo y me quedo pensando en todo lo que pasó hoy.

Es el cumpleaños de mi persona favorita: mi abuelo Payán. Hubo un almuerzo familiar con todos los hermanos de él y nos pegamos los tragos. Básico. En mi familia puede faltar agua pero nunca un whisky o un aguardiente. La reunión se acabó temprano. A eso de las 7:30 de la noche yo ya estaba en mi casa. Ya están viejos, mis tíos abuelos ya están viejos, ya no aguantan como antes.

Entré a mi cuarto a hacer deberes y mi mamá, medio chumada, entró también y empezó a hablarme. Me contó que mi tío Pepe vendió todo y se fue a hoy vivir a Perú, de nuevo. No tenían un centavo y su esposa es de allá, supusieron que les va a ir mejor. Mi tía Sonia, hermana de mi abuelo, ha estado con quimioterapia desde hace doce años, el otro día le dijo al médico que no se piensa dar más tratamiento: “si me muero, me muero”. Mi mamá llora, la Sonia es su tía favorita -por así decirlo-. “La Sonia es una belleza, Manuela. Le abracé y le dije que me alegro que esté bien.”

Me habló de mi ñaño, dice que el man es su vida, que él es demasiado bueno. Tiene miedo de que le pase algo -otra vez-, quiere que salga adelante, quiere verle crecer. Claro, como toda madre. Yo también le hago feliz a mi ma, dice que he hecho las cosas bien y que confía en mi. Todo esto me dice mientras me acaricia la pierna con full suavidad, con full cariño y amor.

Me gusta mi mamá cuando me habla con esa sinceridad y me gusta que el ron le haga deshinibirse de esa forma. Me gusta que las lágrimas le caigan por los cachetes y que a la vez esté sonriendo, porque a la final esa es la vida: llena de emociones que van y vienen.

Toda esta conversación me dejó pensando bastante. Hoy hablaba sobre querer ser actriz, y que si de verdad estoy empeñada en eso debo empezar a hacer que las cosas pasen y no sentarme a esperar, porque claro, para todo tengo una excusa. De repente, voy a tener cincuenta y dos años y no voy a haber hecho nada de lo que quise. Mi mamá estudió comunicación, pero empezó a trabajar en el laboratorio de patología de mi abuelo desde jovencita, para hacer plata hasta mientras. Han pasado no sé cuántos años y ella sigue ahí, sigue pasando informes todos los días de su vida. Según mi ma, va feliz al laboratorio. Supongo que sí debe ser bacán ir a trabajar a un lugar en el que a la final se siente como la segunda casa de uno, pero no es suficiente. No es suficiente en ningún sentido: ¿dónde queda esa pasión por hacer lo que uno ama? Mi mamá escribe lindo y jamás hizo nada con eso. ¿Dónde queda la libertad de no depender de nadie económicamente? ¿Qué pasa con nunca salir y ver qué es lo que hay afuera?

No quiero tener que ver atrás y pensar que estoy atorada. No quiero tener que huir de mi país porque en otro lado capaz me pueda ir mejor. No quiero nunca no ser yo. Poder ser yo es una necesidad.

Mi abuelo hoy cumple ochenta y pico años y el man es un roble. Ha viajado por todo el mundo, estudia todos los días sobre lo que ama hacer. Tuvo cáncer hace un año, pero siguió trabajando. Hace ejercicio todos los días, come rico, bebe de vez en cuando y sobretodo: es la persona más feliz del mundo. Siempre sonriendo, siempre alegrando a la gente. No conozco una persona que se atreva a ponerle mala cara. El Payán es divino. Esa persona quiero ser. Quiero cumplir mis sueños, viajar, reírme, beber, llorar, ser feliz. Quiero ser yo.

El Payán y yo en su fiesta de cumpleaños. 2012

07.01.2018

Vuelvo a releer lo que escribí hace unos días y todo me cuadra. Me quedan algunas cosas por añadir. Hoy siento que dependo emocional y hasta físicamente de las personas que me rodean. Sin ellas no soy nada, ni nadie. Eso siento. Me reuní con mi amiga Carmen a los años, la man estudia en Estados Unidos y por ende no nos vemos mucho. Nos pusimos al día, y de todo lo que hablamos esto es lo que se me quedó grabado:

“no te digo que es fácil, porque me ha pasado y me pasa. Pero sí, para poder amar a otras personas primero tienes que amarte a tí misma, no te olvides de eso nunca.”

Qué difícil hacer y qué fácil decir. De repente me miro desde afuera y me veo atorada en alguien que no soy yo. Ya ni si quiera soy yo. Perderse es facilísimo y encontrarse todo lo contrario. Tracy Chapman me acompaña mientras intento decidir quién soy y quién quiero ser. Y supongo que lo más normal es sólo dejar que la vida nos vaya colocando en donde debemos estar y con las personas que debamos encontrarnos. Conformismo, supongo. Qué pensamientos de mierda que nos pueden llegar a comer a veces, ¿no?

"...But I have no regrets no guilt in my heart I only feel sadness for any pain that I've caused I guess I wouldn't bother to worry at all If I'd lived right

Do you live by the book do you play by the rules? Do you care what is thought by others about you? If this day is all that is promised to you Do you life for the future the present the past?"

Unsung Psalm - Tracy Chapman


Únete a nuestra lista de correo

No te pierdas ninguna actualización

bottom of page