Diario de Cuarentena - Día 1
17/03/2020
Día 1:
Empieza la cuarentena para todxs, no solo en Quito, pero en el mundo -aunque muchos países ya habían empezado-. Ayer estaba súper optimista con el tema porque me propuse empezar a hacer cosas que no he hecho por bastante tiempo, como hacer ejercicio, por ejemplo. O pasar tiempo con la familia sin estar pensando en qué van a hacer mis amigxs hoy. Entonces amaneció, abrí los ojos a las 8:44 de la mañana pero me desperté algunas veces durante la noche. Me quedé dormida a las 21:00 horas porque volvimos de la playa con algunxs amigxs y la manejada estuvo pesada. Nos fuimos a Jama; con la Mika fuimos con toda la iniciativa de poder ir viajando por distintas playitas por unas dos semanas, hasta que nos cayó la noticia de que se iba a cerrar el paso a Pichincha desde hoy y tuvimos que volver ayer de emergencia.
Me desperté e hice una corta videollamada con la Carla para ponernos al día sobre qué había pasado en nuestras vidas desde la última vez que nos vimos -que fue el domingo-. Le conté que corté por tercera y última vez con mi novio, ahora ex. Ella me contó cosas sobre su vida y ex novio también. Nos reímos y nos aconsejamos. Nos despedimos y bajé a desayunar: cereal con leche de almendra y café. Mi ñaño me dijo que hagamos ejercicio y aunque quería hacerlo, sentí que era muy temprano. No puedo pensar en nada antes de tomar el café. Vi la tele, Girls para ser exacta. Una serie que está en HBO Go sobre cuatro amigas y sus problemas amorosos. Esta serie me hace sentir cada vez más identificada con cosas que vivo en mi día a día y también me ha hecho entender algo: a todas las personas del mundo nos pasan situaciones similares cuando se trata de amor, o de trabajo, o de amistad, o de la vida misma. La recomiendo al cien.
Bajé a hacer ejercicio con mi ñaño, él ya había empezado. No había hecho ejercicio como tres meses entonces me costó. Hice diez minutos de hula hula y catorce minutos de distintos ejercicios. Estiré, tomé agua, me puse una mascarilla en la cara, hablé con el Santi, mi mejor amigo. Chismeamos sobre la situación del Coronavirus y sobre nuestros últimos acontecimientos personales. Me bañé, me vestí, arreglé un poco mi cuarto. No arreglé todo lo que debía arreglar para tener algo que hacer en estos días e ir arreglando cada día un poco más. ¿Supongo que es una buena excusa?
Nos fuimos con mi ñaño a comprar carbón, volvimos, vinieron mis primos y mis tíos, que viven a lado de mi casa. Empezaron a prender la parrilla y empecé a ponerle buen ánimo a todo el asunto de pasar en familia sin tener ningún plan para después. Me escribió mi ex novio, todavía siento raro el describirlo así. Hablamos un rato, no llegamos a nada. A veces no hablar es mejor. Preparamos ensaladas, pusimos la mesa, nos sentamos afuera todxs mientras mi ñaño, mi primo y mi tío seguían haciendo la parrilla y los demás picábamos. Comimos postre, y cada unx se fue a hacer la siesta de la tarde, cosa que a mi me resulta casi imposible.

Mi familia jugando cartas.
Quito, 2020
Empezó a caer la tarde y es cuando la ansiedad más empieza a subir, porque estaba sola, con mi gata, en mi cuarto. Sin tener mucho qué hacer ni decir. Seguí viendo Girls, no pude concentrarme. Seguí hablando con mi ex novio en un vaivén de broncas sin sentido. Dejamos de hablar, me bloqueó, cosa que, supongo, es lo más sano por ahora. Eso no significa que no me dé ansiedad la situación, porque a la final el desapego es algo que hay que trabajarlo, no algo que se va de un día al otro. Pregunté en el grupo de mis amigxs qué podía hacer, las respuestas fueron: leer, ver una serie, escribir, hacer hula hula, tomar fotos. Casi todas ya las había hecho, excepto escribir. No había escrito en meses sobre un tema cotidiano porque mi cabeza ha estado en otra todo el último año. Empecé a depilarme las axilas con pinza, pelito por pelito, cosa que nunca había hecho y empecé a sugerirme a mi misma la idea de iniciar un diario sobre la cuarentena. Corto y conciso. Sin esperar nada ni de mi, ni de la gente. Solo escribir, como ejercicio, para ver si poco a poco vuelvo a la escritura.
Volvieron mis tíos y mis primos, “Los de a lado” les decimos, ellos nos dicen así a los de mi casa y nosotros a ellos. Vinieron a jugar cartas, cosa que a mi nunca me ha hecho mucha gracia. Les conté sobre la idea del diario, me sugirió mi tío tomar fotos de la despensa, tengo el privilegio de que nunca falte nada en mi casa, pero con la cuarentena y el caos de ahora me pregunto: ¿podemos seguir así? También me sugirieron hacer fotos de las sonrisas que tenemos por ahora y del buen humor. Cosa que, según ellos, va a ir cambiando poco a poco. Me río. Debatimos sobre las posibles teorías del por qué o cómo nació el Coronavirus. No llegamos a nada. Todxs creemos cosas distintas y respetables. Se va acabando el día uno. ¿A ver cómo sigue el resto de la cuarentena?

Despensa de mi casa, día uno.
Quito, 2020